viernes, 21 de noviembre de 2008

Un largo viaje

Hace ya casi un año que comenzamos nuestro viaje. No hay disculpa posible para justificar el silencio de muchos meses, salvo la dejadez, la desidia o la falta inicial de convicción en la ardua tarea de viajar. Sin embargo, «eppur si muove» que diría Galileo, el viaje sigue adelante, los pasos siguen unos detrás de otros, transportando, avanzando siempre hacia delante, poniendo la fuerza necesaria para pasar de un espacio a otro y llegar algún día al destino fabuloso que espera al final.
Ese mar de incertidumbre que hay que atravesar para llegar a nuestra isla, nuestro relajado paraíso de héroes descarnados de su pesada forma humana, es inmenso, está plagado de obstáculos y de pruebas, es un reto para la inteligencia, incluso para la fortaleza de los que intentan cruzarlo. Estoy tratando de asegurarme de estar realmente preparado para realizar el trayecto.
He estado preparando mi equipaje, luchando por no dejar que nada de lo que pueda necesitar quede fuera de él. Necesito herramientas, garantías, pruebas de que voy a enfrentarme a cualquier circunstancia y que voy a poder resolverla con mis propios medios. Hay que dejar la ingenuidad atrás, que no sirva de disculpa para tapar los errores que se puedan cometer.
Seguimos adelante con el cometido que nos hemos impuesto, y lograremos, os lo aseguro, franquear las puertas de nuestra isla, atravesar esa niebla que la rodea y ver por fin las maravillas que nos esperan.

jueves, 27 de diciembre de 2007

La primera palabra

Dicen que una de las cosas más importantes en la vida es la primera impresión. Por eso, supongo que en un blog, lo importante ha de ser la primera palabra, o las primeras palabras.
El acto de comunicar, hoy día se ha convertido casi en una obligación. La persona que no posee un medio donde mostrar sus inquietudes, del tipo que sean, parece estar fuera del mundo.
Hay dos motivos para iniciar el proceso comunicativo a través de la red de redes, el primero, quizá el menos correcto de los dos, por tener lo mismo que tienen los demás, por el egoísmo de tener un espacio propio, la segunda, sin duda más noble, por el afán de contar cosas, por la necesidad de transmitir aquello que puede aportar algo a los demás.
Siendo coherente diré que seguramente hay parte de ambas razones para que yo escriba, y que si lo hago lo haré a veces para mi y a veces para el resto del mundo.
De momento, aquí se inicia este viaje al pasado de esa Isla Misteriosa que desde la antigüedad se llamó Hiperbórea.
Bienvenido a esta aventura.